domingo, 8 de marzo de 2009

La belleza y la basura

En el texto “Nunca fue tan hermosa la basura” de José Luis Pardo son fácil e inmediatamente identificables las implicaciones que tiene la economía en la basura a través de la sociedad. Pero revisando mas minuciosamente el texto es que se encuentra finalmente lo que justifica el titulo, un cambio del paradigma estético, y sus repercusiones en la individualidad, la sociedad, la producción y el mundo.
A lo largo de la historia se ha dado un continuo cambio de paradigmas estéticos, y a través de éstos, diferentes tipos de expresión y de concepción de la belleza, la utilidad, los valores de uso, de cambio, y de significado. Con estos cambios, ha venido paralelamente un cambio de la economía y de la subjetividad. Desde el hombre de las cavernas, los ritos y las representaciones de sus ritos que los unían con las bestias; también en el arte clásico se ven diferentes formas en las que el paradigma estético se manifiesta en los tipos de expresión, de comercio, de relaciones sociales, y de subjetividad. Las muestras que nos quedan de los diferentes periodos de la historia, entre diarios, novelas, música, arquitectura, y escritos relativos al comercio y la economía, nos permiten observar las diferentes formas en las que se manifiesta un cambio de paradigma estético. Y pues sabemos que no en todos los campos las manifestaciones se dan simultáneamente. De tal forma que por una época, un cambio de paradigma se haya manifestado en la productividad y haya tardado en manifestarse en el arte y en la arquitectura (o viceversa).
En la modernidad, el paradigma estético se ha subdividido en una enorme cantidad de estilos y de percepciones diferentes, donde tal cantidad de aparentes alternativas, de diferentes estilos de vida, de productos, géneros musicales son apenas una manifestación de una de las ofertas principales de nuestro sistema productivo, las falsas alternativas de subjetivación, de creación de la individualidad. Donde al aumentar la gama de productos ofertados aun cuando en muchos casos las variaciones son mínimas (diferente imagen en la misma cartera), se está ofreciendo como producto la falsa autenticidad individual, se crea el imaginario de que la identidad se encuentra en la moda, y en la constante renovación de los elementos que la definen. Pero, estamos en un momento de transición, en el que esos elementos de estatus ya no bastan, la basura nunca había sido tan hermosa, porque el paradigma estético está cambiando, (y cambió por estas mismas dinámicas que se han venido dando desde comienzos de la modernidad). Ahora no solamente existe entre las distintas alternativas la efímera, barata, desechable, sino que hasta es la preferida. McDonald’s (comida basura) da estatus, está a la moda, junto con lo desechable. La basura está de moda.
Eso es una evidencia del cambio de paradigma que vivimos.
Particularmente me gusta mucho el reconocimiento que está obteniendo el “fenómeno de la décadence” porque aún si lo vemos como parte del ciclo natural, por ejemplo de la muerte de un árbol (que luego de caer seco y marchito, se descompone albergando y generando muchos otros procesos, de simbiosis con microorganismos y especies que viven de este proceso de descomposición) es importante entender cómo también es necesario, no deshacerse de ‘la basura’, sino que el ciclo de los productos y de todas las cosas continúa de una forma productiva y necesaria, aún después de su periodo ‘activo’. (ver “El arte en el desecho” de Denise Scott Brown –BASURAMA 2006)
Lo que pasa con la sociedad es similar, pero se percibe de forma mucho más negativa. La basura ya no es un árbol en descomposición, sino que puede ser tóxica y repugnante de muchas formas distintas (o sencillamente plástica, efímera, e inútil como un juguete que dure tres días antes de dañarse). Los organismos que se nutren de ella son personas, cuyos oficios tienen como sustrato la basura, y lo sobrante, recicladores, publicistas, indigentes, y hasta las poblaciones de países del tercer mundo, pueden verse como esos organismos casi parasitarios, que se perciben como, transmisores de enfermedades, de suciedad, de mal olor, pero que son necesarios, indispensables y buenísimos, para completar el ciclo desde el lado de la décadence (increíble como el término en francés puede hacer mas elegante y hasta snob el proceso ‘inverso’ de la sociedad). Y lo terrible es lo desigual que se recompensan las actividades relativas a los procesos concebidos como productivos comparado con las relativas a los ‘sobrantes’. Las tierras se destinan de acuerdo a la aparente utilidad de las personas y los procesos. Los procesos ‘inversos’ deberían tener el mismo cuidado, la misma eficiencia y sobre todo el mismo valor. Ahora, mientras el consumo alcance niveles tan altos seguirá como dice Pardo “la basura crece más rápidamente que los medios para reciclarla de modo tradicional, necesitan disponer de tierras baldías, vertederos y escombreras en donde depositar las basuras para quitarlas de en medio y poder seguir viviendo, seguir desperdiciando sin ahogarse entre sus propios residuos”. Necesitamos darle la misma importancia al reciclaje que a la producción, y especialmente, dejar de producir tanta basura. Dentro de esto, debe considerarse de la misma forma, que la forma del capitalismo debe cambiar, hacia un sistema que no promueva el crecimiento de las desigualdades, evitando así, el crecimiento desbordado de población basura. En síntesis, la producción exagerada de basura, población basura y lugares basura debe reducirse, mientras que a los procesos de recuperación y aprovechamiento de estos residuos, debemos dejar de considerarlos negativos y residuales, y definir y diseñar procesos mas eficientes de recuperación que de consumo. Las poblaciones y los procesos de cada una de las mitades del ciclo, debe considerarse igual de importante, y las condiciones de vida deben ser dignas en ambos casos.

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